Cuarenta años se dice rápido, pero os aseguro que en ellos pasan muchas cosas tales como nacimientos, bodas, hijos, trabajos, éxitos, melancolías, fracasos, amores, nietos, alegrías… Una amalgama de nostalgias infinitas.
Si no, pregúntenselo a Ramón y Nieves que hace poquito celebraron su cuarenta aniversario en el Gran Hotel La Perla. Quién les iba a decir a ellos que el futuro deparaba tantas emociones e historias desde el día que se dijeron: «Si quiero».
Aquella mañana, sus nietas aparecieron de sorpresa en su cuarto con un ramo entre las manos y mucho amor en cada abrazo. Sus pupilas brillaban tanto cuando recibieron las flores que aún tiemblo si lo recuerdo. Luego toda la familia se fue a recorrer Pamplona mientras contaban anécdotas de cuando el tiempo parecía eterno.
Después de vivir aquello sólo tengo una cosa que deciros: Celebrar la vida, por favor. Es una orden. Celebrad cada beso, cada cumpleaños, cada decisión, cada éxito, incluso cada fracaso. Celebrad cada cosa nueva que hagáis, cada abrazo, cada despertar.
Y fotografiarlo, porque el tiempo vuela, la memoria se diluye y tan sólo en las imágenes permanecen intactos los recuerdos.
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