Si miráis en el diccionario la palabra “Imparable”, estoy segura de que aparece la cara de Pablo. En serio, ¿cómo puede caber tanta energía en una personita? Los humanos tan vivos me encantan, siempre que fotografío a alguien como Pablo, me imagino qué le deparará el futuro.
¿Será Pablo futbolista profesional, saxofonista, astronauta, presidente…? No lo sé, pero de lo que sí estoy segura es de que, a pesar de lo que le encanta chinchar a su hermana, la energía que les conecta es tan mágica que jamás se van a faltar el uno al otro, y para mí esa es la verdadera esencia del futuro: la familia.
En estos pensares andaba yo profundizando mientras le hice el reportaje de la Primera Comunión en el estudio de Sangüesa y luego, ya más salvaje todo, en los campos asilvestrados de la Sierra de Leyre.
Si hubiese más Pablos en el mundo creo que la tierra giraría más rápida debido a su energía, y todo sería más bonito.
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