Este renacuajo me robó el alma nada más cruzar pupilas. Ibon, sietemesino inquieto y mofletudo, tiene a sus padres locos. Locos de amor, de risa, de aprendizaje continuo, de hambre, de curiosidad, de sueño… Creo que no cabe duda que cuando este bebé tan precioso irrumpió en las vidas de Jano e Idoia, su mundo dio un vuelco increíble. Y claro, quería fotos que reflejasen esos momentos tan especiales que están viviendo.
Así que me planté en Gabarderal, un pueblo a escasos 6 km de distancia de Sangüesa, y pasamos la tarde juntos.
Las rutinas están llenas de magia y ellos me lo mostraron desde la hora de la merienda de Ibon hasta que los tres, acurrucados, se durmieron sin tener que contar ni una sola oveja. Paseamos, merendamos (Ibon el que más), jugamos y disfrutamos.
Qué maravilla la vida cuando para ser feliz se necesita tan poco.
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