La pequeña Alazne es magia concentrada en un vestido blanco y unos cuantos globos.
Primero, hicimos la sesión de comunión en el estudio de Sangüesa y aún no sé a quién de las dos nos gustó más ese rato juntas.
Luego nos escapamos al lugar donde ella pasa sus veranos: el Carrascal y Echagüe. Siempre les cuento a los padres que es importante realizar las sesiones allá donde los niños se sientan cómodos y libres. Y ya si es un lugar donde ellos saben que el verano es eterno, pues mejor.
Imagínate qué regalo tendrán cuando crezcan y vean estas imágenes en los lugares donde jugaban desde que el sol bostezaba hasta que se echaba a dormir.
Después de correr con los globos y jugar a saltar hasta la luna, decidimos que nos merecíamos ser pitufos un rato. Así que cogimos el helio que quedaba en los globos, lo aspiramos y nos reímos tanto al escuchar nuestras voces que no creo que la sesión pudiese haber terminado de mejor manera.
Fotografiar niños es volver a serlo por un rato, no conozco ningún otro trabajo que me permita eso.
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