Una boda a tres siempre es bienvenida. Porque todo lo bueno suma, y más si se trata de la niña bonita de Beatriz e Ignacio: Laila. No pude resistirme a comenzar el día retratando sus buenos días. Parecía que aquel sábado era un día normal mientras la pequeña desayunaba hambrienta. Pero no, el día B llegó cargado de emociones y recuerdos por fabricar. Hasta el cielo se puso a llorar cuando vio llegar a los novios a la Iglesia de San Nicolás de Pamplona.
No sé si Laila recordará cuando crezca el día en que sus padres se casaron, pero estoy segura de que cuando vea en fotos a sus padres bailando en la capilla del Hotel Catedral Pamplona de Iruña, tan felices, se le escaparán unas cuantas sonrisas, y no hay mejor recompensa por mi trabajo, que esa.
Sed felices familia bonita.
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